Han pasado 20 años desde el lanzamiento de Pokémon Rojo Fuego y Pokémon Verde Hoja en la Game Boy Advance, dos títulos que no solo traían de vuelta la mítica región de Kanto, sino que también fueron los primeros remakes en la historia de la saga Pokémon. Estos juegos, lanzados originalmente en Japón el 29 de enero de 2004, marcaron un antes y un después al permitir a una nueva generación de jugadores redescubrir el encanto de los primeros títulos de la franquicia con un aspecto renovado y mejoras jugables que ampliaban la experiencia. Hoy, dos décadas después, seguimos recordando lo especiales que fueron y el impacto que dejaron en el mundo de los videojuegos.
La saga Pokémon ya contaba en 2004 con una larga trayectoria, habiendo comenzado en 1996 con los títulos Pokémon Rojo y Pokémon Azul (o Verde en Japón), que cautivaron a millones de jugadores en todo el mundo. Estas primeras entregas, lanzadas para la Game Boy original, presentaron a los jugadores un vasto mundo lleno de criaturas fascinantes y una mecánica de juego que rápidamente se convirtió en un fenómeno global. Pero fue en 2004 cuando Game Freak y The Pokémon Company decidieron revivir ese universo con Pokémon Rojo Fuego y Verde Hoja, los primeros remakes de la franquicia.
Lo más notable de estos títulos fue su actualización gráfica, que utilizó el estilo visual de Pokémon Rubí y Pokémon Zafiro, convirtiéndolos en parte de la tercera generación de juegos de Pokémon. El lavado de cara fue impactante, y aunque el núcleo de la historia permaneció fiel al original, las mejoras eran evidentes. No solo se trataba de una mera actualización visual; la jugabilidad también se benefició de las innovaciones de la época, como las habilidades especiales y las naturalezas de los Pokémon, elementos que no estaban presentes en los títulos originales.
Desde el inicio, los jugadores podían elegir entre los tres Pokémon iniciales de siempre: Bulbasaur, Charmander o Squirtle, y se embarcaban en la aventura clásica de recorrer la región de Kanto, desafiando a los líderes de gimnasio y enfrentándose a la malvada organización del Team Rocket. Sin embargo, la magia de estos remakes iba mucho más allá de lo que ya conocíamos. Las novedades introducidas hicieron que la experiencia fuera completamente diferente para quienes habían disfrutado de los originales y para los nuevos jugadores que los descubrían por primera vez.
Una de las mayores adiciones fue el archipiélago de las Islas Sete, un conjunto de islas que ofrecía nuevas áreas por explorar, historias adicionales y la posibilidad de atrapar Pokémon de la segunda y tercera generación, algo que no estaba disponible en las versiones originales. Esta expansión del contenido significó que la aventura no terminaba tras derrotar al Alto Mando, sino que los jugadores tenían más desafíos por delante, lo que añadía profundidad a la experiencia de juego. Además, en las islas se encontraba la Torre Desafío, un lugar donde los entrenadores podían poner a prueba sus habilidades en combates de alto nivel, desbloqueando objetos raros y exclusivos como la Roca del Rey o la Escamadragón.
Por supuesto, los enfrentamientos contra el Team Rocket no se limitaban a las partes ya conocidas de la historia. En las Islas Sete, la organización criminal regresaba con nuevos planes que frustrar, lo que añadía un toque fresco a la narrativa clásica. Además, los jugadores también podían capturar a los perros legendarios de la región de Johto, algo que dependía del Pokémon inicial que se eligiera al principio del juego. Estas sorpresas adicionales lograban mantener el interés del jugador, incluso para aquellos que ya conocían al dedillo el mundo de Kanto.
Otro aspecto que hizo que Pokémon Rojo Fuego y Verde Hoja fueran inolvidables fue la mejora de los combates contra el Alto Mando. Tras la primera victoria, los entrenadores no podían bajar la guardia; la segunda vuelta contra estos poderosos rivales presentaba un reto mayor, con Pokémon de niveles más altos y nuevos equipos que obligaban a replantear estrategias. Este incremento de dificultad se convirtió en uno de los aspectos más valorados, ya que añadía un nivel de desafío que muchos fans habían estado esperando.
Además de las innovaciones en la jugabilidad y la historia, también se introdujeron otros elementos que ayudaban a mejorar la experiencia general. El buscapelea fue uno de ellos, permitiendo a los jugadores enfrentarse de nuevo a entrenadores ya derrotados para ganar más experiencia y dinero. También se incluyó un diario de acciones recientes, una herramienta útil que mostraba las últimas actividades realizadas, como capturar Pokémon o ganar combates, lo que ayudaba a los jugadores a retomar la partida sin perderse tras pausas largas.
La experiencia multijugador también recibió mejoras significativas. Estos remakes fueron los primeros en incluir un conector inalámbrico que venía en la caja del juego, lo que permitía intercambiar y combatir con otros jugadores sin necesidad de utilizar el famoso cable Link de la Game Boy. Este detalle no solo facilitó las interacciones entre jugadores, sino que también fue un indicio de hacia dónde se dirigía la tecnología en los juegos portátiles.
20 años atrapados en Kanto: Rojo Fuego y Verde Hoja siguen siendo un clásico
Gracias a todas estas características, Pokémon Rojo Fuego y Verde Hoja fueron un éxito rotundo, vendiendo más de 12 millones de unidades en todo el mundo. Su impacto fue tan grande que abrió la puerta a más remakes en la franquicia, como Pokémon Oro HeartGold y Plata SoulSilver, y más tarde, los remakes de Pokémon Rojo y Azul en forma de Pokémon Let’s Go Pikachu! y Let’s Go Eevee! para Nintendo Switch. El legado de estos remakes es innegable, y no solo revivieron el amor por la región de Kanto, sino que también demostraron que una franquicia tan icónica podía seguir evolucionando y conquistando a nuevas generaciones de jugadores.
En resumen, los 20 años que han pasado desde el lanzamiento de Pokémon Rojo Fuego y Verde Hoja nos recuerdan no solo lo lejos que ha llegado la saga Pokémon, sino también cómo estos remakes marcaron el camino para futuros éxitos. Fueron más que un simple regreso a los orígenes; fueron una celebración de lo que hace grande a Pokémon y, sin duda, siguen ocupando un lugar especial en el corazón de los fans.
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Fuente: Pokemon